sábado, 27 de enero de 2007

Origami para el mundo II

La primera parte de este tema la pueden encontrar aqui. Pero de cualquier forma, les haré aqui también un resumen de esa entrada de MSN.
Estos han sido malos días para el origami. Bueno, no para el origami pero si para mi actividad como origamista. ¡Por fin! ¡He acabado el proyecto Ciencia VS Tecnología!... ¿Y luego? He tenido la mala suerte de que con ese proyecto se me acabó la inspiración. Desde hace una semana que lo acabe no he podido doblar nada. Y no porque no tenga tiempo, para nada. Simplemente la inspiración se fue. Y tengo todavía como tres figuras en mente, pero nada más no tengo la inspiración para hacerlas. Uno se frustra...
Pero bueno, ese no era mi tema exacto. Durante el verano del 2006 pase el tiempo dando clases en la casa de cultura de mi pueblo. Me fue relativamente bien. Aunque desgraciadamente no a todos los niños les gustó (tal ves porque soy terrible maestro... eso de ser autodidacta tiene sus inconveniencias), pero note en muchos una habilidad para doblar el papel casi geométrica. Y eran niños bastante pequeños. Bueno, el curso acabó y yo me regresé a mi casa. Hace aproximadamente cuatro meses me volví a animar a dar clases. Pensé que dando las clases por mi cuenta tendría la posibilidad de no preocuparme por esos niños a los que no les gustaba la papiroflexia y apoyar a esos niños que tenían habilidad. Tengo que admitirlo, también fue por un poco de maña. Tengo unas muchas ganas de irme a NY a la convención de OUSA, pero con ganas no compras un boleto de avión, así que junté mis papeles de nuevo y volví a proponer el taller a la dirección de casa de cultura. Con una facilidad asombrosa tomaron mi folder, me dieron un salón y un horario y me dijeron que podía empezar. Yo estaba encantado con eso.
Así que empece a preparar invitaciones para el taller. Las pegué por casi todo Lerma, pasé por todos los salones de una primaria y una secundaria, invité a amigos, familiares, conocidos. Pero, ¡oh sorpresa! No funcionó nada. Pasó un mes sin que llegara nadie. Al mes siguiente llegarón, tímidos, dos niños. ¡Yeah! Pensé. Uno de ellos duró dos semanas, el otro duró dos meses. Justo cuando el último niño se fue, llegaron como cinco niñas, de las cuales solo a una le gustó el taller. Pero venía una clase si, dos clases no, una clase si, una no, una si, una no. Al final ya no sabía cuando llegaría y cuando tendría que aburrirme como ostra todo el día.
Finalmente, hace dos días llegué a la conclusión de que este taller no me ayudaba a mí ni le ayudaba a nadie más Así que el día de ayer cerré el taller. Tal vez no estuvo bien que lo hiciera, pero yo le encuentro más positivo que negativo. Es probable que me vaya a dar una vuelta a los pueblos aledaños. Dicen que en Metepec (pueblo vecino a Lerma) hay más interés, pero como saberlo. Ya el tiempo dirá como me va a ir.

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