Origami desde Lerma
En un pequeño pueblo industrial arrinconado en lo profundo de México, el Origami no se ha olvidado.
martes, 7 de agosto de 2012
Supongo que un poco triste que la última actualización de este blog en prácticamente dos años no incluya un modelo nuevo. Pero bueno, los medios evolucionan y, de la misma forma en que en carne y hueso no mantengo el origami con diligencia total, no mantengo tampoco un blog. A escala proporcional entonces, ofrezco el siguiente vínculo a la página de Facebook en la que seguiré compartiendo proyectos nuevos.
http://www.facebook.com/OrigamiDesdeLerma
De la misma forma, pongo a su disposición una tienda en Etsy que he abierto, con mis plegados más recientes.
http://www.etsy.com/shop/Finward
domingo, 24 de octubre de 2010
Un par de dragones
Volviendo al tema de nuestra incumbencia, mientras no tenía nada que diseñar se me ocurrió la posibilidad de adaptar la base de mi dragón a todos los tipos de dragón que apruebo. Nada original, nada realmente creativo, pero funcional (dado que necesito mis dragones). En fin, me tomó más trabajo del que debiera, no sé por qué (Dado que el resultado no es tan complejo como se esperaría considerando el tiempo que el invertí).
Por si alguien no recuerda mi maravilloso dragón occidental, he aquí el vínculo a la entrada que escribí para él. OH GRAN VINCULO
En fin, preséntoles las últimas dos adiciones a mi catálogo de modelos reproducibles indefinidamente.
Wyvern
El primer dragón que apruebo sistemáticamente es un dragón de cuatro extremidades. Para esto, habría de tomar la base y reducir su complejidad. Ahora, como pueden ver, el proceso para adaptar el modelo requirió cierta perdida de detalles en el cuello. Sin embargo, la longitud que este alcanza logra recuperarlos de nuevo. Trueque de detalles en la estructura por detalles en el plegado.
Ahora les seré sinceros. Estructurar el cuerpo fue necesario, porque la parte realmente más divertida de esta serie de modelos fue reestructurar la cabeza para adaptarla al nuevo dragón. Para este caso, buscaba una cabeza cuya principal característica fuera que tuviera dos cuernos muy grandes que apuntaran hacia atrás, y utilizar todo el papel sobrante para darle complejidad a la cabeza. Las tres puntas alineadas al eje permanecen, pero alrededor de estas las puntas de los ojos se han transformado en puntas secundarias, los que eran picos centrales son ahora pequeños cuernos atrás de los ojos, y los otros dos cuernos se han fusionado en el cuerno grande que tenemos ahora.
En otro aspecto, este wyvern toma una forma un tanto serpentina. No puedo decir que me desagrada, de hecho, tiene una forma bastante coherente. Sin embargo, tengo que admitir que no era el resultado que planeaba en primera instancia.
Oriental
El otro dragón al que le tengo profundo respeto es al dragón oriental. Y para este caso, el cambio que había que realizar es un poco más drástico. Si bien el dragón del que partimos en primera instancia puede prescindir de un par de patas y transformarse en otro completamente diferente, desaparecer sus alas (su característica más prominente) resulta un tanto más drástico. Y de hecho, si bien la estructura del dragón oriental es más sencilla que la de los otros dos, eliminar las alas resultó un problema ridículamente grande. Por supuesto, abandoné el proyecto, porque soy la persona más responsable del mundo. Y no lo hubiera retomado si no hubiera sido porque ayer trataba de diseñar una lagartija, y me encontré de pronto con el CP del dragón oriental que no había podido diseñar.
De nuevo, la cabeza fue la parte más divertida de diseñar. El rió para separar los bigotes del resto de la cabeza fue sumamente entretenido, y durante el proceso, conocimos una punta residual de las patas que iba a parar a la cabeza y le otorgaba una lengua muy atractiva al dragón. Como pueden ver, prescindimos del patrón de escamas en la pierna, que era el que realmente nos estaba causando problemas. Ese patrón es recuperado por los costados totalmente “escamables” que vemos en el CP.
En fin, últimamente he estado tratando de diseñar cosas porque se ha vuelto sumamente divertido. Sin embargo, por alguna razón tengo un bloqueo natural para doblarlas. El punto imagino que será simplemente no dejar de doblar.
sábado, 9 de octubre de 2010
Tanquecito cangrejoso
Lo más probable es que este sea el último lugar donde te enteres de este modelo, pero tengo la costumbre de despreciar este blog, así que escribiré una entrada super corta de este modelo.
domingo, 22 de agosto de 2010
"Origami Escolar X" o "Método Lermeño para doblar una silla de una caja de cartón"
viernes, 14 de mayo de 2010
Origami escolar II
Del Arte Plegado
Cuando el personaje promedio escucha la palabra origami, y entiende el significado de ésta, su primer pensamiento tenderá a la característica imagen de los niños doblando pequeños aviones y animales de sencillas hojas de papel.Sin embargo, si bien esta imagen no es errónea, tampoco abarca la verdadera generalidad de lo que es el origami y su exuberante desarrollo. En los últimos cincuenta años el origami se ha transformado de una curiosidad histórica a una fructífera actividad alrededor de todo el mundo que involucra niños, jóvenes y adultos, muchos de los cuales han desarrollado nuevos modelos y técnicas nunca antes vistas. “La historia del origami, o papiroflexia, está ampliamente recopilada en libros. Lo que no se dice frecuentemente es que el arte del origami es relativamente moderno”. Michael La Fosse abre con estas palabras su libro “Advanced Origami”, siendo él uno de los primeros entre muchos en buscar aceptar al origami como una forma artística.
El propósito final de este ensayo es pues, descubrir qué tan cierta es la tesis de los maestros de considerar al origami como una nueva expresión del arte. La objetividad de este enfoque es frecuentemente atacada dado que sus exponentes siempre tienen la particularidad de ser practicantes del origami a su vez. Si bien el autor de este ensayo también ha trabajado esta actividad un cierto tiempo, el punto de vista fundamental será de cómo es tratado el arte en general, enfrentándolo a las cualidades que hacen de las bellas artes, arte en sí.
Para poder calificar a una actividad humana de artística, es preciso entonces, definir en primera instancia cuáles son los parámetros que hacen de una actividad o su resultado una pieza de arte. Sin embargo, esta norma ha sido esquivada a lo largo del tiempo, a manos de grupos relativistas que califican como arte solamente a las piezas que ellos eligen. La contraparte de su postura impaciente, es desde luego, la negativa de grupos previos, desencadenando un debate generalmente cargado de intolerancia y cuyos frutos tienden a ser contraproducentes o simplemente inexistentes. Este tipo de enfrentamientos improductivos no es en lo absoluto el fin de este texto, por lo tanto, aparece la necesidad forzosa de determinar el arte. Subjetivo y absurdo sería el imaginar que en este ensayo se encontrará el hilo negro que determina que actividad es artística y cual no, lo es, pero para el caso particular del origami, se confía en que la cuestión se resuelva.
Pero al enunciar este propósito aparece el primer dilema importante de este asunto, pues uno de los enigmas más complicados de la historia en materia filosófica ha sido el definir el arte. Y así como definirlo, establecer sus características, fines y diferencias con toda actividad humana alterna. Por inclinarnos en un bando, podemos citar la opinión de Immanuel Kant: cuando dice que el arte se diferencia de la naturaleza, de la ciencia y del oficio (Crítica del juicio 230-237), en tanto es actividad humana, libre, y su realización no está ligada al conocimiento de sus procedimientos.
En esta definición hay cualidades que pueden ser argumentadas. Por mencionar una, la libertad. A primera vista, pareciera evidente y forzoso que la obra de arte debe ser libre para poder existir. El argumento de Kant es que el arte no es oficio, ya que el oficio, en su calidad de trabajo, es tedioso y el artista no puede producir arte si ve su trabajo como obra de hastío. Sin embargo, puede presentarse el escenario de las obras de arte a comisión. Imaginemos el caso de un pintor que recibe la encomienda de trabajar sobre el retrato de un personaje cualquiera. Al realizarlo, su actividad será en efecto humana, cumpliendo con la primera característica. Y por otra parte, la efectividad de su trabajo no estará vinculada a qué tan bien conozca el mecanismo interno de su trabajo y materiales, sino a su maestría con el desempeño externo de sus herramientas, cumpliendo entonces con el segundo punto. Pero su libertad se halla ahora atada a las condicionantes de su cliente. Y ya sea por pacto económico o moral, este individuo no se encuentra ya en posición de siquiera decidir si ejecutará la obra o no. A pesar de esto, la probabilidad de que numerosos retratos a lo largo de la historia hayan sido trabajados de tal forma es muy alta, y a pesar de esto, trascendieron como obras de arte. Entonces, si la libertad no es un factor determinante para lograr que una pieza sea artística, al menos favorece que llegue a serlo.
Independientemente de esto, sabemos que al menos las llamadas Bellas Artes entran en su generalidad como arte bajo el concepto de Immanuel Kant. Colocando al origami junto a una de estas artes: la pintura, por escoger un escenario, vemos que en ambas la fuerza prioritaria que trabaja es la de la representación, ya sea de un sujeto real o abstracto, retocada con la expresividad del artista. Y subordinada a esta representación aparece un análisis matemático de la ejecución de esta. Numerosos pintores a través de la historia han apelado a proporciones matemáticas para balancear sus obras y dar la apariencia estética mediante formulas preestablecidas. De la misma forma, los origamistas tienen la opción de trabajar sus diseños desde un punto de vista matemático, o de no hacerlo. Sin embargo, esta decisión no está forzosamente vinculada al valor artístico hipotético que tendría la obra final (Lang Origami Design Secrets 5). En efecto, así como en la pintura, elementos como el balance y la proporción pueden ser controlados mediante estas variables. Por otra parte, puede tomarse su libertad como conveniente pero no indispensable, y el conocimiento de sus mecanismos como útiles e impulsadores, pero no determinantes.
Mediante esta simple lista de características, aparenta entonces que el origami cumple con los parámetros que estableció Immanuel Kant, y por tanto, el origami puede ser considerado una forma de arte. Por otra par, la premisa principal de la propuesta de Kant no está en que es lo que no es arte, sino que gira alrededor del concepto de la belleza y la estética. Para Kant, el arte estético es aquel cuya función inmediata es generar placer en el espectador. Pero para llegar al grado de arte bello, este placer no debe basarse únicamente en las sensaciones puras, sino que estas llegan al espectador como modos de conocimiento, esto es, como un mensaje concreto desde el artista.
Pero es importante recordar que el arte encuentra mucho de su triunfo y apreciación en su cualidad de unicidad. Las piezas artísticas pasadas no serían tan simbólicas si se hubieran repetido una y otra vez. Quizá pudiera objetarse el caso de la imprenta, que convirtió a la literatura en una actividad popular al poder reproducir una obra cientos de veces. Sin embargo, cierto es que el hecho de haberla impreso mil veces no hace que de pronto aparezcan mil obras de arte. La obra de arte es una sola, no siendo el papel y tinta, sino siendo el contenido de ellas. Pudiera decirse que en el momento de ser impresa y multiplicada, esta obra de arte se convierte en un objeto ideal, como se refería Sócrates a la idealidad de todas las cosas. Esto es, que aún cuando se perdiera el escrito original en el que el autor plasmó su obra, y tan solo quedaran las miles de copias reproducidas por la imprenta, la obra de arte sigue siendo una sola, y contenida en todas y cada una de las copias que de ella se han hecho. Por tanto, el arte no necesita estar confinado a un solo objeto para ser llamado como tal.
En un caso más semejante al origami, más allá de la literatura, puede tomarse a la música. A diferencia de la literatura, la reproductibilidad de la música no existe de la forma en que existe de la literatura, no al menos hasta la aparición de los medios digitales. Es probable que no se conserven las partituras originales de Mozart. Pero aún cuando así fuera, su arte ha trascendido, y no requiere de esta originalidad para ser apreciada como tal. Por otra parte, no es posible saber cómo es exactamente que sonaba cuando el mismo músico la compuso y ejecutó por primera vez. Pero no es por la ejecución que sus composiciones son calificadas de artísticas, sino por la composición ideal que en su partitura ha quedado. De la misma forma en el origami, un modelo puede ser plegado, y posteriormente, convertido a instrucciones, y con ello recibirá cientos de reproducciones, tan variantes en su calidad y belleza como lo es la interpretación de una orquesta sinfónica contra la flauta de un infante de primaria. De nuevo, su triunfo artístico es un objeto ideal, reproducible como aspiración. Y en el caso del origami, hasta el día de hoy no existe una imprenta de modelos, sino que cada reproducción debe hacerse siguiendo las instrucciones del autor de la obra, retocándola con expresividad.
Y sin embargo, aún dentro del origami existen piezas que, a pesar de existir la posibilidad de reproducirlas, poseen por sí mismas un valor aurático (Bolívar Echeverría, Introducción La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica), es decir un valor especial vinculado a su unicidad. En esto puede citarse la pieza particular “Ryu Zin”, plegada por Satoshi Kamiya en el 2005, la cual representa a un dragón oriental rugiente. Esta pieza es famosa en parte por su altísima complejidad técnica, pero también lo es por la impecable ejecución que el origamista realizó de ella. De tal forma es esto, que a pesar de que numerosas personas han logrado descifrar las complejas instrucciones para esta pieza, no parece que compartan el valor de la pieza original. Por el contrario, a cada ejecución realizada el aura de la pieza original aumenta cada vez más. Cuando, eventualmente, esta pieza sea destruida, o háyase perdido por alguna razón, no se habrá salvado el Ryu Zin como un objeto ideal, sino que habrá desaparecido por completo. Una ejecución posterior, de la misma calidad del actual, es posible, pero entonces muy probablemente deberán ser consideradas obras de arte diferentes, vinculadas por un patrón común.
Cómo se dijo al inicio de este ensayo, el concepto de arte es difícil, si no es que imposible de definir. Sin embargo, estudiando los parámetros que logran que las bellas artes sean consideradas arte, es posible afirmar en efecto que el origami es un arte, ya que sus cualidades son indistinguibles de artes semejantes. Respecto de la base matemática, es tan posible hacer uso de ella como de no hacerlo, tanto en la pintura, la música, la escultura y el origami. La capacidad de reproducción de objetos concretos o abstractos, retocados por la expresión del artista es equivalente en la pintura, escultura y origami. La reinterpretación de figuras no afecta su cualidad artística, tal como pasa en la música. Y aun así, figuras especiales pueden ganar un aura, de la misma forma en que sucede en la pintura y escultura. Por esto, me parece necesario considerar al origami como una forma de arte.
Fuentes
- La Fosse, Michael. Advanced Origami. EU: Tuttle Publishing, 2005
- Lang, Robert. Origami Design Secrets. EU: AK Peters, 2003
- Sánchez Vásquez, Adolfo. Antología de estética y teoría del arte. México: UNAM, 1982
- Benjamin Walter. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. México, DF: Itaca, 2003.